martes, 10 de agosto de 2021

La impredecibilidad del clima

Todos los años desde el 1ro. de junio Puerto Rico da inicio a una de las épocas más temidas: la temporada de huracanes en el trópico. Ciertamente, son eventos de la naturaleza que han ido aumentado su frecuencia en su paso por el Caribe. Pero estos fenómenos se han tornado realmente temibles y preocupantes a partir del 16 de septiembre de 2017. María nos devastó. Arrasó con una debilucha infraestructura gubernamental. Dejándonos desnudos ante el mundo. Levantando el falso manto de prosperidad con el cual se arropaban casi todos los puertorriqueños. María, arrastró por cuanto lodazal dejó a su paso, nuestra moral previamente maltrecha y mal herida. Y todavía hoy, 10 de agosto de 2021, hay techos azules cobijando las cabezas de los más indigentes, de los lanzados al olvido, de los que nada poseen. Pero algunos líderes mundiales dicen que el cambio climático es una patraña...juzgue usted las señales de los tiempos.

Muchos han sido los traumas que dejó el paso del huracán María. No solo el trauma de algunos de haberlo perdido todo, sino uno peor: el que se apodera de la salud mental de los puertorriqueños cada vez que pasa un camión frente a su casa y el ruido les remonta a los muchos que pasaban limpiando caminos y recogiendo escombros (esto lo experimentaba mi Papá QEPD); o el que no te permite cerrar todas las ventanas en la noche al dormir y tienes que dejar un poco abierta aunque sea una para ver la luz del poste de tu vecino, y así sentirte segura (este es mi caso todavía). Muchos golpes a la psiquis colectiva. Muchas cicatrices que aún no ha sanado y solo Dios sabe si lo harán.

Hoy, desde el mediodía el Centro Nacional de Huracanes emitió aviso de tormenta tropical. El gobierno, muy responsablemente, autorizó al personal que no fuera "first responder" a salir del trabajo hacia sus hogares para prepararse en la eventualidad de que la cosa se pusiera difícil. Y la incertidumbre de aquellos días luego de María, afloró en mi mente y, estoy segura, que en la de muchos boricuas. ¿Qué pasará? 

Solo resta esperar, orar y confiar que esto pase pronto y no deje lamentos... ¡Padre que estás en el cielo, cuida a Borinquen y al Mundo entero! 

¡Qué así sea!

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